Peligro: narradores sueltos

25 junio 2009

Como si acabara de detectar una amenaza contra la firmeza moral de los reunidos, Ives anuncia:

- Nunca insistiré lo suficiente sobre el peligro que comporta leer esos libros de relatos, en particular los conocidos como novelas. Y espero que la chica que me está oyendo me haga caso. En la institución Bedlam de Inglaterra, así como en la Salpêtrière francesa, hay un número alarmante de jóvenes, en su mayoría del sexo femenino, seducidos hasta más allá del umbral de la locura por esas narraciones irresponsables que no distinguen entre la realidad y la fantasía. ¿Cómo van a juzgar nada esas frágiles mentes? ¡Ay!, todo lector de novelas debe considerarse un alma en peligro, pues ha hecho un trato con el diablo, y despilfarra su tiempo más precioso sin recibir a cambio más que unas excitaciones mentales de la clase más vulgar y despreciable. Comparados con las novelas, los libros de caballerías, que ya fueron bastante perniciosos en su tiempo, se me antojan saludables.

Tomas Pynchon
en Mason y Dixon (1997)

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